El corazón es el principal órgano del sistema circulatorio, es musculoso y hueco, y está formado, en parte, por dos aurículas y dos ventrículos, unidades básicas para el cumplimiento de la función principal del corazón: bombear sangre al resto del organismo para poder nutrirlo y oxigenarlo.
Los fenómenos cardíacos que se producen desde el comienzo de un latido cardíaco hasta el comienzo del siguiente se denominan ciclo cardíaco. Cada ciclo es iniciado por la generación espontánea de un potencial de acción en el nódulo sinusal. Esté nódulo está localizado en la pared superolateral de la aurícula derecha, cerca del orificio de la vena cava superior, y el potencial de acción viaja desde aquí rápidamente por ambas aurículas y después a través de un haz nervioso, denominado AV, hacia los ventrículos.
Debido a esta disposición espacial del sistema de conducción desde las aurículas hacia los ventrículos, hay un retraso de más de 0,1 segundos durante el paso del impulso cardíaco desde las aurículas hacia los ventrículos. Esto permite que las aurículas se contraigan antes de la contracción ventricular, bombeando de esta manera sangre hacia los ventrículos antes de que comience la intensa contracción ventricular. Por tanto, las aurículas actúan como bombas de cebado para los ventrículos, y estos a su vez proporcionan la principal fuente de potencia para mover la sangre a través del sistema vascular del cuerpo.
El músculo cardíaco comienza a contraerse algunos milisegundos después de la llegada del potencial de acción y sigue contrayéndose hasta algunos milisegundos después de que finalice.