Las mujeres embarazadas que experimentan problemas para dormir o tienen muchas interrupciones del sueño durante el primer o tercer trimestre de gestación son más propensas a tener partos prematuros, según anuncia un nuevo estudio. Los problemas para dormir en el segundo trimestre, sin embargo, no fueron asociados con el aumento de probabilidades del nacimiento antes de término.

Los investigadores no saben por qué podría existir una conexión entre dormir y el término del parto, aunque se cree que las hormonas u otras influencias biológicas podrían tener un papel. Una de las posibilidades es que un sueño pobre combinado con niveles de estrés altos, podría resultar en inflamación, lo que podría desencadenar un nacimiento temprano.

El enlace entre el sueño y un parto prematuro fue observado mientras los investigadores controlaban otros factores que podrían impactar sobre el momento del parto, como pueden ser determinadas condiciones médicas.
Los investigadores afirmaron que al mejorar los hábitos del sueño tempranamente, aquellas madres expectantes podrían ayudar a reducir el riesgo de nacimientos prematuros.

Esto avala la creciente evidencia de que dormir mal es un importante factor de riesgo para el nacimiento prematuro. Si bien suele ocurrir en presencia de otros factores de riesgo, la diferencia es que los hábitos de sueño pueden ser evaluados fácil y rápidamente durante las visitas prenatales. Simplemente asesorando a la madre sobre la importancia de la calidad del sueño, se puede llegar a identificar riesgos de manera temprana en los embarazos, cuando aún hay tiempo para intervenir. La información sugiere que resultados beneficiosos podrían ser posibles mediante ciertas modificaciones de la conducta.

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